Supóngase que usted, como hombre hecho y derecho, va manejando y de pronto…Pum! se le quedó el auto. No sabe ni tiene idea de la falla mecánica que pudo haber ocasionado el paro del funcionamiento normal del vehículo. Decenas de personas, por no decir miles, lo estarán observando (y juzgando) para ver qué es lo que va a hacer, por simple chismerío morboso. Entonces usted, señor, no le quedará otra forma mas que demostrarles que, aunque no tenga ni la más mínima noción de lo que es una tuerca, nació con pelotas, por lo que se le recomendará seguir las siguientes instrucciones para ayudarle a engañar a la gente de que usted es un macho y no un mariconcito que jamás agarró un destornillador.
Primer paso: salga del auto y abra el capot del mismo.
Segundo paso: revise si el tanquecito de agua esté cargado de dicha sustancia.
Tercer paso: toquetee todo el motor. Como no sabrá ni que tocar, se le recomienda destapar y volver a tapar cosas, aproveche la situación para limpiar la mugre que tenga esa zona; vuelva a revisar el agua.
Cuarto paso: apéese del motor y límpiese la frente con algún pañuelito para dar señales de que está fatigado y la situación le está comenzando a superar.
Quinto paso: vuelva a repetir el tercer paso, con el solo objetivo de ganar más tiempo para que los transeúntes piensen que está trabajando duro para solucionar el inconveniente mecánico.
Sexto paso: ahora se sentirá un poco más relajado y libre de la crítica social que lo rodea, ya que todos pensaran que usted, como hombre que aparenta ser, intentó hacer todo lo que pudo. Supondrán que es una falla mecánica seria y severa que necesitará de la asistencia técnica de expertos con instrumentos especializados.
Séptimo paso (el único que en verdad sirve y más importante): dado todos sus intentos en reparar el problema (no el mecánico sino el social) podrá, ahora, llamar al auxilio vehicular. Si no tiene su auto asegurado, que Dios lo ayude.
No comments:
Post a Comment